jueves, 29 de marzo de 2012

Ana Galdós y Eider Astrain ganan el XV Premio de Cuentos Ilustrados de la Diputación de Badajoz

Con  el título "La narradora de historias",  Ana Galdós Monfort, autora del texto, y Eider Astrain Guerrero, de las ilustraciones, se han proclamado ganadoras del  XV Premio de Cuentos Ilustrados, en la modalidad de adultos, que convoca anualmente la Diputación de Badajoz.

Desde Bidasoatik felicitamos a las vencedoras. También os adjuntamos la portada del trabajo. Esperamos que os guste.

Para saber más:
http://www.lacronicabadajoz.com/noticias/badajoz/la-narradora-de-historias-premio-de-diputacion_84854.html

lunes, 12 de marzo de 2012

Opinión de María José Atienza




En estos tiempos de tanta palabrería hueca y predicados banales sin contenido, se agradecen leer columnas de opinión como la siguiente de la periodista María José Atienza. Esperamos que también os guste.

Lenguaje sexista. María José Atienza. El Diario Vasco. 10-03-2012
A las mujeres que comenzamos a ejercer el periodismo hace ya unas cuantas décadas, nos suena lo del lenguaje sexista. En los años 70 y 80, las redacciones de los periódicos, como otros muchos centros de trabajo, estaban habitadas, mayormente, por hombres-hombres. Quiero decir, que las jóvenes que recién nos incorporábamos (una o ninguna por sección) estábamos acostumbradas a lidiar con dos tipos de miradas: la paternalista y la del predador. Lo que nosotras buscábamos era la mirada del compañero de trabajo, el querido compañero de trabajo, a ser posible. Y sí..., acabamos encontrándola, pero costó lo suyo. Hubo que echarle talento, paciencia, esfuerzo y mucha mano izquierda para tornar en colegas al padre y al cazador de palomas.
Eran los tiempos en que las chicas recibíamos los encargos de fácil factura. «Hija, vete tú», decía el jefe. Y nosotras: «¡A mandar!» Y así, nos especializábamos en 'Encargosdefácilfactura', hasta que llegaba el día en que el azar ponía en nuestras manos un tema de enjundia. Ese era el momento en el que podíamos llegar a escuchar algo como: «¿Has visto a la niña? ¡Pero si escribe como un hombre!»
Esas cosas pasaban no hace tanto tiempo y han venido a mi memoria a cuenta de la que se ha liado con el debate sobre el lenguaje sexista. No puedo detestar más esas crónicas sociales en las que «Fulanito (sin adjetivos) llega acompañado de su bella esposa», o bien la variante «Fulanito (sin adjetivos) llega acompañado de su simpática esposa» (cuando la señora en cuestión no destaca por su simpar belleza). Me da grima ese lenguaje. Sin embargo, tampoco puedo con los ciudadanos y ciudadanas, españoles y españolas, vascos y vascas, iruneses e irunesas. Que me perdonen los y las autores y autoras de las guías y manuales en debate, pero, mientras pueda, no me subiré a ese carro. Me niego a convertir cada frase en una carrera de vallas.
Claro, que esto que acabo de decir es solo una opinión personal. No tengo la más mínima idea de cómo evolucionará la cosa. Quizá dentro de unos años, tenga que tragarme estas palabras y me encuentre escribiendo como una mujer-mujer.
(Dedicado a mis queridos compañeros y a todas las colegas que se esforzaron por que lo fueran).